Silvia Marín

Nací en Valencia en 1997, pero me crié en Titaguas, un pequeño pueblo de la Serranía. Toda mi infancia allí la recuerdo dibujando, es algo que me ha encantado desde siempre y me pasaba horas haciéndolo. Es por esto que decidí enfocar mis estudios al ámbito artístico y cursar el bachillerato de artes en Valencia, donde resido desde entonces, seguido de la carrera de Bellas Artes.

 

Los tatuajes también son algo que siempre me ha llamado mucho la atención, pero la idea de tatuar a alguien y marcarle de por vida me daba mucho respeto. Fue en 2015 cuando por fin me hice con mi primer kit para tatuar, con material y máquinas bastante malas, pero que me servían para practicar. Con lo que aprendía de tutoriales de YouTube y lo poco que encontraba por internet empecé a practicar en piel de cerdo. Pasó mucho tiempo hasta que me atreví a tatuar a una persona, pero una vez lo hice poco a poco fui cogiendo confianza mientras tatuaba a amigos y conocidos en casa. En 2018 quise enfocarme en el tatuaje de una manera más profesional, así que di el paso de empezar a trabajar en un estudio de aprendiz mientras lo compaginaba con la carrera.

 

Por aquel entonces tenía bastante claro que quería especializarme en realismo en blanco y negro, pero fue a medida que iba descubriendo más estilos que empecé a enfocarme más en el blackwork, que es el estilo en el que me siento más cómoda a día de hoy. En 2020 me gradué por fin en bellas artes y desde entonces me dedico a tiempo completo a lo que más me gusta, tatuar.