Entrevistamos a Sento, tatuador y responsable de Mongolic Records Valencia

Sento tattoo valencia

Publicado por Rafa Rodríguez Gimeno en Verlanga

Que tatuajes y música guardan una estrecha relación es algo sabido. En Valencia, Sento (sí, así, sin necesidad de añadir sus apellidos) puede que sea una de las personas que más claro lo tenga. Regenta el estudio No Land Tatoo Parlour y el sello Mongolic Records. Más centrado ahora en el primero, no desatiende su pasión hacia las melodías subterráneas y así, por ejemplo, en el último Funtastic tuvo escenario propio.

Además, la música está muy presente en su local, no solo por la banda sonora o las conversaciones en torno a discos y grupos, sino porque allí tatuan miembros de bandas valencianas como Don Rogelio J (Aullido Atómico, Tumba Swing), Johnny Casino o Lorenzo González (Trocotombix). También al otro lado, en el de lo clientes, acuden músicos como Enrique Bunbury.

¿Cómo se despierta tu interés por los tatuajes?

Vengo de la escena punk, desde muy pequeño, y cualquier cosa que fuera romper con el sistema o algo alternativo, aunque es una palabra que no me gusta, me llamaba la atención. Muchos músicos de esos grupos punks llevaban tatuajes. Luego, de casualidad, algunos amigos me pidieron dibujos y diseños para tatuárselos y eso me despertó el interés y la curiosidad por si yo podría hacerlo. Se me daba bien dibujar, pero nunca había pensado encarrilar mi vida de una manera artística.

¿Cuál fue tu formación para ello?

En aquella época, hace 20 años casi, mi formación fue comprarme por correo un set de tatuar que ví en alguna revista de tatuajes. Y a partir de ahí experimentar, porque no existían los tutoriales de YouTube por supuesto, con tus amigos, con piel de cerdo,… una temporada así rompiendo mano. También hice un par de cursillos que me sirvieron sobre todo para ganar confianza. Después de eso empecé a tatuar en casa y al año y medio me cogieron en un estudio de Valencia, en Tatuarte.


Eres, pues, una voz autorizada para hablar de la evolución del tatuaje en Valencia. Hace unos años se puso de moda abriendo bastantes locales dedicados a ello.

Con el auge económico hubo un “boom” y la crisis puso a cada uno en su sitio. Con la explosión que hubo, provocada en parte porque también los lucían los futbolistas, se crearon nuevos estudios, pero no montados por tatuadores, sino por gente que lo veía como un negocio. Ese tipo de estudios son los que han cerrado.

La gente que teníamos continuidad, que trabajamos bien,… hemos seguido. La crisis nos afectó, pero no tanto. Y el tatuaje está muy presente, no ya solo en futbolistas, sino en modelos, en publicidad, … muchas veces asociado a marcas carísimas. Incluso los niños de 14 años ya quieren empezar a tatuarse.

¿Qué recuerdas de aNo Land Tattoo Parlour Sentoquella Valencia en la que diste tus primeros pasos como tatuador?

Se ha producido un cambio muy fuerte. Antes era como muy underground y había 2 ó 3 tiendas en Valencia que se guardaban ellos todos sus secretos, era muy difícil el acceso. Poco a poco se fue abriendo y la llegada de internet aumentó las posibilidades para aprender y comprar material. Ahora todo el mundo quiere tatuar. Tiene ese aura extraña de rockstar no sé bien porqué.

Y esa popularidad de los tatuajes, ¿cómo la vive alguien que entró en contacto con ellos a través de la escena punk?

Es un arma de doble filo. Por un lado, para los que nos dedicamos a ello es muy bueno, porque se sociabiliza, hay más trabajo, la gente no te mira tan mal por la calle, pero por otro, también se comercializa mucho. Antes, igual la gente se tatuaba en la tienda de su barrio y ahora se busca el estilo de un tatuador concreto, que es lo que debería ser.

Pero también, esa popularidad provoca que venga gente y te pregunte por el tatuaje que se va a llevar este año. Algo absurdo porque un tatuaje no son unas zapatillas, lo vas a llevar toda tu vida. Es bueno y malo. Se pierde cierto romanticismo y misterio que sí tenía cuando era algo más marginal.

Mik Baro se ha encargado de la imagen gráfica de No Land. Las instalaciones ocupan lo que fue el estudio de Daniel Nebot. ¿Crees que la ilustración y el diseño guardan alguna relación con el tatuaje?

Antes no, pero hoy en día sí. Al principio ni siquiera era gente que dibujaba bien, simplemente copiaban modelos que ya existían. Mi generación sí que avanzó en lo de dibujar, pero no teníamos una formación académica concreta.

Y el hecho de que ya se vea como un oficio ha provocado que gente que tiene formación en Bellas Artes, diseño, diseño gráfico, …lo vea como una salida profesional o como un apoyo a otras facetas suyas. Aquí trabaja, por ejemplo, Don Rogelio J que tatúa, pero también ilustra, canta, …

¿Qué rasgos definen tu estilo como tatuador?

Ando entre el neotradicional y el tradicional. Hago de todo porque yo me considero tatuador y no tatooartist, que es como se llama a los que solo hacen su estilo. Vengo de la vieja escuela y hay que vivir de todo, de una espalda, de una manga japonesa, … Valoro mucho a los tatuadores que son muy polivalentes.

Pero lo que es mi estilo personal está basado en los tatuajes marineros, de la armada, lo más popular del tatuaje occidental, Sailor Jerry sobre todo, Bert Grimm, cosas de los años 30, 40 y 50, pero tratado de una manera más moderna. Más detallado, pero con sus bases, que son líneas muy sólidas, fuerte presencia del color negro, …

A lo largo de la entrevista ha ido apareciendo la relación entre los tatuajes y la música. Además, tú tienes un sello discográfico, Mongolic Records.

He tocado en algunas bandas, de esas que no salen del local de ensayo, nada serio, pero cuando empecé con los tatuajes lo dejé, porque me exigía las 24 horas del día. Echaba de menos aquella diversión, aquellas dos horas ensayando, olvidándote de todo lo demás, y ni por edad ni por tiempo me veía en un escenario tocando con una banda.

En Valencia había, y hay, una escena underground muy potente, con críos de 17 a 25 años, con mucha energía, que se alimentan de generaciones como la mía más mayores. Conmigo trabajaba María Gea que estaba empezando con Carmonas. Como el negocio me iba bien, podía permitirme un hobby caro, que es lo que es porque no da un duro, y dedicarle un dinero a sacar discos y creé el sello.

Ahora está un poco paralizado por la inversión que he hecho en el estudio y cuando pueda lo retomaré.

En el sello, como bien dices, hay una fuerte presencia valenciana. Has publicado, en coedición o en solitario, a Carmonas, Teletexto, Retraseres, Cabalgata Cósmica y Les Ton Ton Macoutes.

Sí, aunque también tenemos otras cosas. Hay un grupo de Detroit, Sisters Of Your Sunshine Vapor, que hace neopsicodelia y otro de synth-pop de Berlín, Puff!. Pero el grueso es de aquí porque como digo la intención era apoyar la escena valenciana.

En definitiva publico lo que me gusta, no hay ningún tipo de ambición distinta. Sisters Of Your Sunshine Vapor hacía tiempo que no sacaban un disco, les tiré la caña y sonó la flauta. Yo encantado de sacarles el disco y de montarles gira en España.

Es un sello bastante ecléctico, basta escuchar por ejemplo a Teletexto y Puff!, pero que guarda cierta coherencia global.

El único hilo que une a todos los discos es cierta oscuridad. Siempre me ha gustado mucho el post-punk, vengo también de la Ruta del Bakalao con mucho The Sisters of Mercy que han marcado mi vida, Alien Sex Fiend, The Cramps, aquello lo escuchaba en Spook, toda esa onda me caló mucho.

Sin olvidar el punk de mis inicios. Puff! tienen cosas del synth-punk oscuro y la psicodelia de los de Detroit también es oscura. En los grupos valencianos ya es más difícil encontrarlo porque Carmonas o Teletexto no tienen nada oscuro, tal vez sean la parte más fresca del sello.

Igual más que un sonido, a todas las bandas de sello les une cierta actitud, llamémosla punk.

Sí, podría ser. Menos Sisters Of Your Sunshine Vapor, el resto sí la tiene. Retraseres son lo más punk e irreverente que te puedes echar a la cara. Y superpolíticamente incorrectos, que es algo que me encanta. Incluso Cabalgata Cósmica que son más progresivos y psicodélicos, ellos mismos se definen como punk, al menos en actitud.